DRÁCULA Y LA PULSIÓN ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

«Bienvenido a mi humilde morada. Entre libremente y por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae consigo». Esas son mis primeras palabras en la novela que lleva mi nombre. Soy el conde Drácula, mi nombre es la metonimia de la muerte. Soy quién va succionando la sangre, ese líquido vital que os mantiene con vida, ese líquido que corre por vuestro organismo pero que sois incapaces de apreciar hasta que algo o alguien lo hace emanar. Soy quién engaña y engatusa a los mortales para que crean que pueden seguir disfrutando de aquello que dan por sentado; la vida. Sé que la realidad asusta y que es preferible no pensar, no ser consciente de la fragilidad de la existencia. Lo mejor es simplemente, vivir. Pero ¿a qué precio? El individualismo excesivo, el poner precio a todo y creer que algo tan insignificante como el dinero os salvará es una necedad. Tarde o temprano vuestras acciones y creencias absurdas os obligarán a entrar en mi mor...