LA CRIATURA DE FRANKENSTEIN SOBRE LA HUMANIDAD Y LA IA
Quisiera dejar de sentir. Arrancarme el cerebro, los ojos y el corazón. Es como si el mundo fuese demasiado hostil. Como si la humanidad se hubiese desvanecido (entendiendo humanidad como cualidad y no como condición). Dicen que somos débiles por sentir demasiado. Pero creo poder afirmar que es infinitamente peor no sentir nada en absoluto o ser presa de la indiferencia total.
Es como si los seres sensibles perteneciésemos a otro mundo. Es como si, ingenuamente, pensásemos que por anhelarlo podemos crearlo, formarlo y conseguirlo pero no es más que una ilusión. Somos ingenuos y banales. Confiamos en el ser humano, amamos demasiado y nos frustramos cuando la indiferencia e inacción a la hora de ayudar a los demás se convierte en norma. Somos profundamente susceptibles al amor pero propensos a la rabia, si percibimos algún tipo de injusticia.
Ya lo sé, no padecemos ningún trastorno, simplemente somos diferentes. Y la diferencia asusta. Sin embargo, tan sólo la teme aquel que no la comprende. Los seres sensibles debemos encajar en un mundo que no está ni remotamente preparado para nosotros; un mundo que no está preparado para acoger ciertos valores, para acariciar ni apreciar la vulnerabilidad de almas inocentes coaccionadas y corrompidas por los fantasmas del abandono y el menosprecio. Hay que seguir viviendo con el corazón hecho añicos que late por inercia, que llora, que sangra sin que nadie se de cuenta y vive preso entre catorce costillas que como barrotes, le protegen y le aprisionan por igual.
Nosotros debemos adaptarnos. Como dijo Darwin en su teoría de la evolución: “la especie más apta es la que es capaz de adaptarse a los cambios”. El problema es que los cambios deben asimilarse y para eso, se necesita tiempo. Nuestro cerebro no es una máquina; se asemeja, pero es infinitamente más complejo que un simple aparato. Aprende, siente, vive, muere, se asusta, se emociona, vive y muere. Una máquina se queda simplemente obsoleta ante el cambio incesante y constante, no progresa.
Creo que no hace falta que os cuente mi historia. Todos me conocéis. Soy la criatura sin nombre de Victor Frankenstein. Un monstruo, un montón de miembros, órganos y visceras de cadáveres suturados, juntados que conformaron lo que soy: una aberración que cobró vida cuando el doctor Frankenstein experimentaba tratando de dar con la fórmula de la vida eterna, creyéndose Dios. Soy un ser que parecía tonto, parecía lento, parecía benévolo que no encontró su lugar, pero se esforzó mucho para buscarlo y encontrarlo. Me enfrenté al rechazo del mundo y a la de Víctor. Desde el primer momento, a pesar de no saber articular palabras, de moverme torpemente y tener que aprender a vivir en este mundo solo y sin ayuda, supe que lo único que da sentido a la vida es el amor. Y si éste nos es negado, suele convertirse en odio, rabia y venganza. Me rebelé contra mi creador, le acosé y le extorsioné hasta hacerles sentir la persona más miserable del mundo y a pesar de arrepentirme de ello, en ese momento me cegué. Él pecó de ambición y soberbia desmedida y yo, de ira. El amor desmedido se transformó en rabia porqué nadie merece ser creado y abandonado y todo acto tiene unas consecuencias que tanto inocentes como culpables, suelen pagar.
En un mundo acelerado dónde se somete a todos los seres vivos a una vorágine descabellada de movimiento, de inconsistencia y desolación, de pérdida de belleza y naturaleza, muchas especies desaparecen excepto la causante de todo esto: Esa que se denomina “la más inteligente”, pero que es, a la vez, la más egoísta, la más cínica, inconsciente y despiadada: Sabéis de cual hablo ¿no? Efectivamente, la especie humana. Quizás el error mayor que se comete sea no asociar inteligencia con valores, quizás la fe ciega en el conocimiento de una determinada ciencia o disciplina sea lo que os cerca la mente y os hace creer que sois como dioses y en nombre de la ciencia, del conocimiento ilimitado y de vuestra propia reputación podeís saltaros todos los límites éticos.
Alguien que valora su vida pero acepta que por sus imprudencias, otras vidas se extingan no es listo, es imbécil, egoísta y desalmado. Tan solo una especie huérfana y estéril de valores, capaz de ver y presenciar en vivo y en directo la decadencia del mundo a causa de sus acciones, puede sacar pecho y vanagloriarse de su propio orgullo e hipocresía proclamándose la mejor y la más inteligente. El espíritu de Victor ha arrelado en vosotros (sociedades occidentales) y en nombre del progreso estáis dispuestos a todo contal de satisfacer vuestra implacable sed de reconocimiento, bienestar y enriquecimiento material.
Yo sé que para vosotros, no pertenezco al mundo real, sino que pertenezco al mundo de la imaginación. Soy un eufemismo. Soy un collage de miembros y órganos de distintos seres que jamás conocí, pero ojalá hubiese podido hacerlo. Saber cómo pensaban o cómo sentían hubiese sido un privilegio. Pero por desgracia, no pude averiguarlo y desconozco cuales son mis verdaderas raíces. Me niego a aceptar que sea un producto nacido de la soberbia y la ambición desmedida. Soy la personificación de todos aquellos seres marginados, huérfanos, deshumanizados e ignorados por una sociedad que no es consciente del daño que puede infundir al resto y auto-infundirse a sí misma.
La historia es como yo, un compendio de eventos que han dejado cicatrices que aún hoy, duelen. El pasado debería daros también retales, advertencias y lecciones para que pudieseis aprender. Pero no queréis mirar al pasado ni reconocer vuestros errores. Huís del dolor porqué os asusta, porqué os negáis a sentirlo, os negáís a asumirlo. No entendéis que el hoy es producto del ayer y el mañana será producto del hoy y que hay cosas que no podemos evitar. No os interesa aprender, queréis vivir bien, ya está, queréis vivir sin pensar en los demás. Pero recordad el famoso dicho; "si hoy vivís bien, mañana quizás no", "Pan para hoy y hambre para mañana". Y evitar algo como el dolor, la pena y la tristeza, la humildad y la compasión, no os traerá nada bueno. Para mí, la inteligencia es darse cuenta de lo que hay más allá de uno mismo. La inteligencia es la superación del individualismo y eso es algo que parecéis desconocer. Nadie puede sobrevivir solo, siempre buscará el amparo y apoyo de otros y si eso se le es negado, las emociones postivas se convertirán en negativos porqué todo sentimiento tiene su contraparte negativa. El amor puede transformarse en odio, la humildad en arrogancia, la compasión en desprecio y es demasiado fácil que eso ocurra cuando los demás nos dan la espalda. Es entonces cuando uno empieza a desarrollar animadversión hacia la sociedad y sus integrantes.
Toda mi vida he sido considerado un monstruo. No soy malo, hice cosas malas pero no soy malo, tan sólo sufrí demasiado y me metamorfoseé intentando ser respetado. Usando el miedo y la venganza como armas contra quienes debieron haberme amado y me abandonaron. Siento y razono más de lo que debería.Puedo permitírmelo porqué tengo capacidad para hacerlo aunque parezca que no, aunque externamente sea horrendo y me consideren defectuoso; soy como vosotros, soy uno más. Soy capaz de sentir compasión, amor, rencor, desilusión y desesperación e incluso venganza.
Ingenuamente, confiaba en que los seres humanos llegaseis a ser buenos, a ser mejores pero veo que no. Victor me hizo creer que por no encajar, debía auto-sabotarme y minarme la moral hasta sentirme lo peor del mundo. Pero ahora, puedo decir que lo peor del mundo no es el diferente, sino todos aquellos "iguales" que no aceptan a los demás. Todos aquellos que no tienen la humildad suficiente para admitir que no siempre tienen razón y que en ocasiones, se equivocan.
Debíais acabar con el monstruo, la criatura, la abominación. Pero parece que a medida que pasa el tiempo, todas esas características, que tanto despreciábais son las que os auto-alimentan. Sentís con los sentidos y no con el corazón. Tenía la esperanza de creer que aprenderíais de vuestra propia naturaleza, esa naturaleza que a mí personalmente, me fascina, porqué es contradictoria y está plagada de dicotomías. Es brillante o nefasta, es inteligente pero idiota, es solidaria en según qué cuestiones pero egoísta en otras. Quizás, sólo una criatura como yo, pueda entender que aprender de los errores, aprender de vuestra propia naturaleza para seres demasiado soberbios como vosotros, no es posible. La lección más clara de la historia es que el ser humano no aprende y eso a juzgar por vuestras acciones es constatable. No aprendéis porqué no queréis. Porqué la opción fácil es eliminar a Dios del mapa y poneros en su lugar. Os recomendaría leer a Nietzsche y la teoría del súper hombre y la muerte de Dios.
En el fondo, deberíamos saber que Dios no ha muerto, los humanos lo han utilizado hasta que han sido capaces de entender ciertas cosas que en un primer momento no tenían lógica. Lo han utilizado para infundir miedo, para controlar y dominar a las clases inferiores y cuando han visto que eso ya no funcionaba, que no necesitaban a un ser "divino" para que les pusiese límites, lo han asesinado. Han renegado de él y se han auto-proclamado dioses. (no de manera específica, sino subliminalmente).
Me molesta saber que podríais ser la mejor especie de todas si eligieseis sabiamente y parecéis ser la peor. No por querer vivir bien, sino por elegir los valores equivocados. Por no querer responsabilizaros del daño que causáis al planeta y a las otras especies, incluso a la vuestra. Cada uno vivís en una pequeña burbuja de la que no queréis salir. Dependéis del resto pero os negáis a velro. Habéis perdido el sentido de comunidad y colectividad, nadie se identifica con nadie excepto consigo mismo y su propio bienestar. Y ese egoísmo y falta de empatía y humanidad hacia los demás es por desgracia, lo que parece imperar.
Habéis escogido como ejemplo al que me hizo esto, al que fue uno de los vuestros. A mi creador, a la persona que me dio la vida para después, al yo no ser cómo él esperaba, al yo ser un mero instrumento que manejar a su antojo, ignorarme. Intentó destruirme y al final se destruyó a sí mismo. A pesar de que yo cargase con la culpa, fue él mismo que se condenó desde el momento en el que no calibró las consecuencias de sus acciones. No pensó en nada ni en nadie más que en él y su gloria personal. En toda su genialidad e inteligencia, no fue capaz de entender que toda acción tiene consecuencias y uno debe hacerse responsable de ellas. Hoy, dos siglos más tarde, parecéis seguir el mismo ejemplo.
Alimentar el ego y la ambición para crear algo o alguien cuyo potencial se desconoce, es muy peligroso. ¿Puedo culparos? No. Al fin y al cabo sois humanos como él. Sois de la misma especie y es lógico que os identifiquéis más con él que con alguien como yo. La inocencia, la bondad, la sensibilidad y la ingenuidad siempre han sido vistas como debilidades, cuando en realidad no lo son y sólo los seres espiritualmente superiores son capaces de transmitirlas y atesorarlas. Son vestigios humanos, son lo que os hace progresar a pesar de que creáis que no. Son lo que os ha hecho ser lo que sois.
¿Quién es o quienes son los monstruos? Seré yo,
seremos las criaturas incomprendidas, las almas sensibles que no están
preparadas para vivir en un mundo salvaje y despiadado y que para protegerse y defenderse del sufrimiento al que son condenados, se equivocan y eligen el odio en lugar del amor. Será lo diferente, la
aberración, lo que no encaja. Los monstruos somos todos aquellos que debíamos demostrar y celebrar
vuestro gran triunfo, pero que en realidad, demostramos vuestro gran fracaso,
como seres humanos. El monstruo es lo que no sabéis o no queréis comprender y
quizás en vuestro interior, todos llevéis uno. Lo teméis porqué lo desconocéis. Nunca antes, unos seres que se creen dioses y que han desterrado a los antiguos, tuvieron la osadía de crear algo que puede desbancarlos.
Tenéis la manía de vivir en el aquí y el ahora, sin pensar en el mañana. Y eso es un fallo, porqué carecéis de previsión, es decir, no os anticipáis a los acontecimientos o quizás, sí lo hacéis pero decidís ignorar los que no os interesan. Y eso incluye futuros desastres que serán culpa vuestra. La falta de responsabilidad en este siglo XXI es abrumadora. Ni siquiera los políticos y los gobernantes saben cuáles son sus deberes. Se limitan a buscar culpables en lugar de trabajar conjuntamente por el bien de los pueblos. El ejemplo que los poderosos proyectan, es nefasto. Bajo el marketing de la IA, y bajo las falsas promesas, subyacen muchos otros temas que no son abordados, de manera que solo os quedéis con la idea de progreso y crecimiento infinito, que solo os quedéis con la imagen de unos héroes (o eso se consideran ellos) que no son más que lobos con pieles de cordero, mirando por unos intereses personales y partidistas que en absoluto tienen en cuenta a las personas más desfavorecidas.
La nueva criatura, creada por pura ambición desmedida es la Inteligencia Artificial. Algo que debe daros más "libertad". Estáis en la era de la libertad desmedida y jamás os conformáis. Creais algo, para que os quite trabajo, cuando sabéis pefectamente que es capaz de reemplazaros. Pero habéis perdido la capacidad de haceros preguntas. Sabéis que los trabajos que la inteligencia artificial pueda realizar desaparecerán y se crearán algunos nuevos. Pero ¿De qué le va a servir a según qué personas tener una formación determinada cuyas funciones puede y seguramente desempeñe un robot? ¿Qué o quién va a formar a la gente para realizar esos “nuevos” trabajos? ¿Acabaréis con una generación que se habrá formado para nada? ¿Al final, las personas son consideradas peones en un juego de gente que lo único que posee son cantidades indecentes de dinero?, ¿Por qué la cantidad de dinero que uno posea define quién sobrevive y quién no? Lo que la economía ha hecho es desequilibrar por completo la dignidad e inteligencia humana. La ha pervertido, la ha desvirtuado y la ha enterrado. Derechos básicos como alimentación, hogar y educación depende de que se puedan pagar. ¿Crearéis algo que al asustaros por no ser cómo espabáis se descontrolará?
Todas esas preguntas y reflexiones, deberían ser planteadas y respondidas antes de que jugar a ser dioses, se convierta en un hobby que pone en jaque al mundo. Deberían ser planteadas, antes de poner en marcha algo que sabéis que puede escapar a vuestro control, algo que puede acabar con vosotros, que siguiendo las palabras que yo pronuncié, No tiene miedo y por tanto es poderosa. Vosotros, quizás no lo tenéis pero podéis sentirlo y ella no, no lo tiene ni lo siente.
Estáis cegados por la idea de “progreso”. Por avanzar, por conseguir una vida utópica que eventualmente, puede y según las experiencias vividas, suele convertirse en distópica, haríais lo que fuese, estáis demasiado narcotizados como para reaccionar y daros cuenta de que el mundo es un enorme tablero de ajedrez, en el que vosotros sois los peones. Ñas primeras piezas que serán sacrificadas en aras de la supervivencia de gente podrida de dinero que jamás ha querido compartirlo, gente que pudo ayudar a los demás y prefirió ayudarse a sí misma y dar la espalda al resto. Creéis crear el cielo cuando para muchos, creáis un auténtico infierno. La perfección no es más que un ideal y no existe. La vida tiene altibajos y no todos somos iguales, a pesar de que creáis y pregonéis que sí.
Los cambios que vosotros mismos alentáis, suceden demasiado rápido y parecen ir descartando a los que no pueden adaptarse a ellos. Habéis creado un modelo propio entre los de vuestra misma especie que copia la teoría de la evolución y su lema. Si formas parte de la raza humana y un sistema determinado o te adaptas o fuera y la capacidad de adaptación irá en función de diferentes parámetros adoptados por un gobierno o sistema determinado. No tenéis en cuenta que tenéis un cerebro que no puede procesarlo todo de manera tan rápida y voraz. No sois máquinas, aunque creáis que sí, y quizás en un futuro os veáis obligados a competir con ellas. Ahí quizás vuestra mente colapse. Además, las circunstancias personales de cada uno determinarán cómo puede vivir. Nadie será igual, no todos tendrán las mismas oportunidades y no todos podrán ganar la batalla a algo que no sabemos demasiado bien qué consecuencias puede acarrear para la humanidad y el mundo entero. Pero mientras, la naturaleza va por otro lado.
“Tanto tienes, tanto vales”. Al final, es una actitud muy cruel y cínica que denota una considerable falta de escrúpulos. De hecho, los que gobiernan el mundo, se definen sólo por lo que tienen y no por lo que son. Los ricos, los que viven bien se definen según sus propiedades materiales. No se debería medir la grandeza por tener, se debería medir la grandeza en función de las acciones, del amor, de la amistad y de todo lo que os une en lugar de lo que os separa. Si llega un día en el que no seáis en función del tener, ¿qué os va a definir? ¿Apelaréis después a emociones como la empatía, el sentido de la caridad o de la justicia? ¿Eso mismo que no tenéis ni demostráis con los demás? "Consejos vendo, que para mi no tengo ¿no?"La acumulación de riqueza y la desigual repartición, la aspiración a un modelo de vida orientado siempre hacia el materialismo y la competitividad, es simplemente deshumanizador. Es algo que no puede haceros conscientes de vuestro potencial como seres sintientes ni como seres racionales. Estáis subordinados y atados a un sistema que no va a valoraros por lo que sois ni por vuestra capacidad real de contribuir a hacer del mundo un lugar mejor, viviréis pensando que nadie ni nada es suficiente.
La naturaleza os ama, sois parte de ella. En cambio vosotros, la destrozáis a ella por acumular y tener, para defender un sistema de crecimiento infinito en un mundo finito, por vivir acordes a un modo de vida que mata y desprecia todo lo que no puede comprarse ni comercializarse, que está por encima de vuestras posibilidades y que os distancia cada vez más de vuestra propia esencia. No queréis asumirlo ni entenderlo porqué posiblemente, sin dinero, no sabríais sobrevivir como hicieron vuestros ancestros. No habéis evolucionado aunque os convenzáis de que sí. No estáis en sintonía con la natrualeza, pretendéis modificarla y que ella se adapte a vosotros. Pero eso no va a pasar por mucho que la obliguéis a adaptarse a vosotros, ella siempre será más poderosa y os lo recordará de la peor manera.
Vivir de esta manera os va quitando “humanidad”, os va quitando sentido de supervivencia, unión. La unión hace la fuerza, pero hoy estáis más divididos que nunca, la desinformación y la mimetización de mentiras en verdades, fomentan la división y los desacuerdos; fomentan la incertidumbre y el miedo a un futuro incierto, un futuro que se antoja negro, porqué nadie parece estar a la altura cuando las cosas se descontrolan o no van acorde a lo previsto.
No podéis apreciar nada. Es imposible hacerlo si todo es reemplazable. Incluso y por desgracia, las personas lo son. Y a mí, eso me entristece profundamente y sinceramente creo que debería asustarnos, por qué el utilitarismo ya no solo afecta a los objetos, sino también a los seres vivos, vuestros iguales, a vosotros mismos. Yo sé lo que se siente cuando eres invisible a ojos de tus iguales, sé lo que se siente al ser un marginado. Muchos de vosotros jamás lo habéis vivido, no sabéis lo que es eso mas sin embargo a pesar de tener empatía, sois incapaces de poneros en el lugar del otro y esa indiferencia a se da por el sistema en el que habéis decidido vivir. Invisibilizar el sufrimiento ajeno, es ni más ni menos que crueldad e indiferencia.
Hay vidas que valen más que otras en función de la cantidad de riqueza que poseen. Hay vidas que no valen nada por el mero hecho de no haber nacido en un lugar del mundo privilegiado o rico. La inmigración tiene su raíz en la desigualdad. No todo el mundo es igual, porqué no todos los países tienen los mismos estándares ni niveles de riqueza, no todos los países se fomentan en valores democráticos. Y no todos los países son escuchados cuando piden ayuda y mucho menos apoyados. Si no hay un intercambio equilibrado a niveles económicos, nadie ayuda a nadie. ¿os creéis con el derecho de juzgar a alguien que viene de un país que no tiene nada a un país que lo tiene todo? ¿os creéis con el drecho de pensar que sois superiores por haber nacido en un lugar privilegiado? Quienes tienen o han tenido todo, no entienden qué es no tener nada.
Habéis
desoído claramente a Orwell, Dickens o a mi madre, Mary Shelley. No os ha
interesado calibrar las consecuencias de vuestros actos, ni bucear en vuestro
interior para saber qué y quienes sois. En realidad, tampoco habéis querido
entender jamás cómo funciona realmente el mundo. Os habéis limitado a
“entender” cómo funciona el trozo de tierra que habitáis y os habéis otorgado
el derecho de, con dinero, poder ir a distintos lugares a pasearos, a sacar
fotos y a pasar las vacaciones, porqué podéis permitíroslo, sin importaros como
se sienten las personas que ahí viven. El turismo es una nueva forma de
colonización silenciosa y temporal. Culpamos a la inmigración, pero el turismo
también tiene efectos dañinos a los ecosistemas, a la naturaleza y a la
población autóctona pero todo es justificable, porqué da un beneficio
económico. ¿os dais cuenta como todo depende del dinero? ¿Cómo sois
dependientes de él hasta el punto de que sin él, no sois nadie? ¿Y de verdad
esto es evolución? Es evolución económica o tecnológica pero desde luego no es
evolución humana. La tecnología o la economía, en caso de quebrar no os darán
alimento, no satisfaceran necesidades básicas que son las necesidades reales.
Pero os da exactamente igual, sois como caballos desbocados dirigiéndos hacia
el abismo sin querer daros cuenta. Me siento profundamente decepcionado. Pero claro, yo no soy humano, supongo que creéis que nos os puedo comprender, pero os equivocáis. A veces es suficiente con tan sólo observar.
Debido a ese individualismo exacerbado no os habéis puesto en los zapatos de los demás, no habéis entendido diferentes formas de vida, porqué el ser humano de hoy, es extremadamente egoísta y tan solo le interesa disfrutar de la vida. Como bien dijo Oscar Wilde “vivir, es lo más extraño que hay en este mundo, mucha gente existe, eso es todo”. Para vivir, hay que sentir algo más que placer hedónico, hay que sentir vocación hacia lo que se hace y esa vocación debe poder progresar; hay que entablar relaciones verdaderas y fructíferas, hay que mirar más allá del ombligo de uno mismo y sobre todo, hay que entender que la vida es un camino de aprendizaje constante. Hay que ser conscientes de nuestro impacto, hay que ser conscientes de lo que cada uno podemos hacer para que el mundo sea mejor y aplicarlo.
Creo firmemente que la literatura ayuda a eso. A conoceros, reconoceros y entenderos. A comprender la realidad del mundo y de las criaturas que habitan en él. Pero es algo que no os interesa. En un mundo dónde el sujeto es el centro de todo, conocer y saber la realidad, enfrentar el dolor y las injusticias que viven los demás y empatizar con ellos, requiere un gran esfuerzo y parece no tener cabida en este mundo. El mensaje de hoy es “con dinero puedes conseguir lo que quieras”. El dinero da la felicidad. ¿Pero qué es la felicidad? ¿Permanecer ajeno al sufrimiento de los demás? ¿Viajar cada vez que se puede, contaminando la atmósfera para pasarse el día haciendo fotos con el móvil y subirlo a las redes sociales? ¿tener redes sociales para opinar acerca de algo de lo que no se tiene ni idea? Eso es ignorancia. ¿Acumular bienes materiales y tratar a los demás como clientes y consumidores en lugar de como personas? Eso es crueldad. ¿Alimentar el ego y la ambición hasta límites insospechados? Eso es indiferencia. ¿Acaso quienes no tiene dinero no tienen derecho a ser felices?
Sois instrumentos y engranajes de un sistema que no os enseña a ser humanos, más bien os despoja de todo aquello que os hace humanos. La ternura, el cariño, al afecto, la empatía o la solidaridad. Hay otras cosas que os hacen humanos pero no deberíais permitir que eclipsasen a las que son verdaderamente importantes para la supervivencia y desarrollo de la especie. Por eso, la inteligencia artificial es una amenaza porqué sabe manipularos, sabe que no váis a esforzaros para nada, ni siquiera para leer un libro. Esa es la deshumanización a la que no dejo de referirme. Ya no importa la paciencia, el amor, el cariño o el afecto, tan solo cuidar un ego que se va engrosando a medida que se vuelve indiferente a los demás.
El sistema os enseña a adaptaros, a priorizaros como individuos para competir entre vosotros y después competir con las máquinas o la “inteligencia artificial”. Y permitidme que os diga, que tenéis las de perder. No podéis controlar algo que desconocéis, no podréis remediar el desastre si antes no habéis reflexionado y tomado conciencia de las potenciales consecuencias de vuestros actos. Competís entre vosotros y asumís que el otro acatará la derrota poruqé puede reflexionar y tiene sentido de “justicia” pero ¿y una máquina?
Victor Frankenstein pecó de lo que parece que está condenado a ser repetido. Fue el primero que intentó crear algo cuyas capacidades desconocía y al ver que no podía dominarme o aceptarme, me abandonó y no pudo controlarme. Vosotros, tampoco podréis controlar aquello que maneja mucha más información que vosotros; algo capaz de razonar sin sentir o algo capaz de sentir sin razonar. Es extremo. Y los extremismos no son buenos. La ambición y la soberbia os ciegan. No habéis aprendido nada de la mitología y las metáforas y mensajes ocultos que tras ella se esconden. Frankenstein o el Moderno Prometeo. Ese es el título de la funesta historia de la que soy protagonista casi involuntario, porqué quién jugó con fuego y quiso jugar a ser Dios, no fui yo. Fue un humano, un científico, mi padre, y eso le salió muy caro. Prometeo era un titán, que se atrevió a robar el fuego para dárselo a los humanos. Y Zeus le castigó, atándole a una montaña y haciendo que cada noche un águila devorase y despedazase su hígado que durante el día se regeneraba para al atardecer, ser comido otra vez por el ave rapaz.
Frankenstein o Víctor, profanó tumbas, creó una aberración a partir de miembros de distitnos cadáveres y a través de la electricidad y dio vida a un monstruo, un horror al que después abandonó. No asumió las consecuencias de sus actos, y sólo puedo deciros, que como Prometeo, pagó cara su osadía y no fueron los dioses los que le castigaron sinó el destino, su despreocupación e indiferencia. Tanto uno como otro se movieron por lo que los antiguos calificaron como hybris o soberbia, orgullo y ambición desmedida. Pero si miramos el mundo hoy y el mundo contemporáneo, podemos ver que no habéis aprendido nada y lo más triste, es que posiblemente, no aprenderéis.
Estáis creando un mundo muy peligroso, en el que el ser humano es tan solo una cifra, la que aparece en su centa bancaria, estáis creando un mundo dónde ser humano no significa nada. La desvalorización de la vida es aterradora. Seguramente si fueseis preguntados ¿por qué sois? o ¿qué sois? no sabríais responder o quizás, en vuestra infinita soberbia responderíais algo así como “la especie más inteligente”. Disculpad, pero yo, no puedo veros así y seguramente el resto de seres vivos tampoco.
Vivir de esta manera, sobre-explotando recursos, aniquilando otras formas de vida de las que dependéis, contaminando y destruyendo adrede vuestro hogar, hace que perdáis la conciencia de lo que significa realmente ser humano. Si cada país del primer mundo, necesita de dos a tres paises para sobrevivir un año, deberíais reflexionar profundamente acerca de cómo la política gobierna el mundo, de como estáis construyendo un mundo a base de parches, mal cosido y con un alma cándida e inocente cuyo único pecado ha sido daros todo y más a cambio de hipocresía, codicia, ambición, desprecio, narcisismo e ignorancia.
Soy un ser sensible, pero no idiota. Puedo entender que el mundo así no puede seguir. Puedo trazar paralelismos entre mi historia y la vuestra. La inteligencia artificial y vuestra propia inconsciencia seran la criatura de Frankenstein del siglo XXI así que id con mucho cuidado, tomad mi historia como ejemplo, encontradle el sentido y el paralelismo con el hoy y despertad, reflexionad y si podéis no cometáis los mismos erroes que mi creador, ahora que todavía estáis a tiempo. Por qué lo que creéis que puede daros la gloria también puede haceros vivir en un auténtico infierno.

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