CASANDRA: VIDENCIA, PREVISIÓN Y SENTIDO COMÚN
Se dice que el arrepentimiento suele ser más fuerte que la gratitud; que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y por desgracia, suele ser así. En realidad, siempre ha sido así. Solemos vivir en una burbuja, despreocupados, pensando que nunca nos va a pasar nada, sin entender que el hoy, sin el ayer, no sería posible y que el mañana sin el hoy, tampoco.
Hay personas que son previsoras. Es decir, tienen la capacidad de anticiparse a lo que vendrá. Sin embargo, esa cualidad escasea mucho hoy en día. Prever algo supone un esfuerzo; supone entender y analizar qué puede pasar. Os contaré mi historia para qué entendáis el valor de anticiparse a acontecimientos futuros, para que entendáis que la ignorancia es uno de los males más grandes de la humanidad, que el arrepentimiento al llegar a un punto de no retrono, puede pesar más que una losa sobre aquellos que de haber pensado y analizado las situaciones antes, quizás hubiesen podido salvar(se).
Yo, Casandra, fui una princesa troyana hija de Príamo y Hécuba. Me crié rodeada de lujos. Jamás me faltó nada y siempre pensé que podría mantener ese estilo de vida eternamente. Pero no fue así. Una de mis principales cualidades era la curiosidad. Me fascinaba entender e indagar en asuntos a los que los demás no prestaban demasiada atención. Siempre fui muy soñadora y alegre.
Cuando era joven, Apolo, el dios del sol, se enamoró de mí. Sin embargo, yo no me enamoré de él. Aún así, intentó por todos los medios seducirme, ofreciéndome regalos materiales en los que yo no estaba para nada interesada. Hasta que un día, me ofreció el don de la profecía y la adivinación, la capacidad para ver qué podría pasar en el futuro. Mi vocación, desde pequeña siempre fue ayudar a los demás. Así que pensé que si aceptaba, mediante la adivinación podría tratar de advertir o evitar futuros desastres, pensé que podría cambiar el mundo. Por supuesto que en aquel momento, no fui consciente de la angustia y responsabilidad que aquello acarreaba. Accedí a mantener relaciones con Apolo para conseguir mi propósito, algo que no debería haber hecho jamás, pero por aquel entonces, no calibré las consecuencias de mis actos.
Él me concedió el don de la profecía pero no quedó satisfecho. Quería más de mí y yo, no quería nada de él. No quería seguir acostándome con alguien a quién no amaba y que tampoco me amaba, tan solo me deseaba y utilizaba para satisfacer sus deseos. Así que lo rechacé, me atreví a ofenderle. Colérico, me dijo que convertiría el don que me había entregado en una maldición. Sería capaz de ver el futuro, pero como castigo, nadie creería en mis predicciones, frustrando así, mi afán por hacer del mundo un lugar mejor.
Lo que vi, justo después de que él se fuera... me partió el alma. Una guerra se estaba gestando, estallaría en poco tiempo y arrasaría Troya. Todo sería causado por mi hermano Paris, quién había sido abandonado por mis padres, ya que mi madre había tenido una premonición. Cuando estaba embarazada, soñó que paría una roca encendida que arrasaría la ciudad. Se asustó y lo entregaron a Agelao, nuestro criado para que le abandonase. Pero él, que tenía un corazón de oro, no lo hizo, se compadeció del bebé y lo crió como si fuese su hijo.
Yo no supe nada de mi hermano, creía que había muerto, pero no. Con los ojos cerrados y el alma en vilo, vi como en el Olimpo, se celebraría la a la boda de Tetis y Peleo pero no invitarían a Eris, diosa de la discordia. Ella, iría y a modo de castigo pondría en frente de Zeus una manzana para que la diese a la diosa más bella. Tendría que elegir entre Hera, su mujer, Atenea, su hija y Afrodita, su tía. Zeus, que es el Dios supremo del Olimpo, que presume de librar batallas y poner orden, se acobardaría y evitaría la responsabilidad de decidir. En su lugar, haría que las tres diosas se lo preguntasen a mi hermano, un mero mortal. Cada diosa le prometería algo, en caso de ser la elegida, Hera le prometería v ofrecería el dominio de tierras; Atenea, sabiduría y victorias y Afrodita, la mujer más hermosa de la tierra. Mi hermano, movido por su anhelo de compañía y afecto, algo que mis padres le habían negado, elegiría a Afrodita. Así, ella le ofrecería a Helena, casada con Menelao, rey de Grecia. Mi hermano la iría a buscar y la llevaría a Troya provocando la ira del rey griego que mandaría un ejercito colosal a atacar nuestra ciudad para así, rescatar a Helena y arrasar la cuna de aquel que le había robado a su esposa.
Al ver esto, se me heló la sangre. Corrí a avisar a mi padre, que no me hizo caso. Me dijo que no tenía razón en nada, que Paris había muerto y que los estados griegos respetaban a los troyanos. No os imagináis la desesperación que sentí. No poder evitar un desastre así, fue devastador y efectivamente, pasó. Los griegos nos atacaron. Héctor, mi hermano, acabó muerto a manos de Aquiles y la ciudad completamente arrasada y devastada.
Más allá de tener el don de la videncia, creo que la caída de Troya se produjo por varios factores que a dia de hoy, se repiten. Hoy, "la videncia" la da la información y el conocimiento así como también la responsabilidad individual y colectiva. ¿Se podría haber evitado la guerra de Troya? Quizás. Si analizamos la historia podemos ver como mis padres fueron unos irresponsables al abandonar a un hijo, sólo por pensar que les destruiría. Efectivamente, ese hijo, lo hizo pero abandonarlo no era la solución. Los dioses del Olimpo fueron irresponsables al no invitar a Eris, sabiendo que ella, podía ponerlos en situaciones complicadas. Zeus no debió encomendar su responsabilidad a un mortal que no sabía ni siquiera cuales eran sus orígenes. Mi hermano no debió jamás secuestrar a una princesa por mucho que una diosa le hubiese prometido a la mujer más bella. Sus carencias afectivas y el ansia de sentirse amado le hicieron elegir lo incorrecto. No podemos controlar ciertas cosas, pero podemos controlar lo que nosotros hacemos, el problema es que el individualismo eclipsa al altruismo y la solidaridad, eclipsa la compasión y el respeto por los demás. Y pone el foco en unas necesidades irreales, demasiado centradas en el yo y no en el nosotros.
Todo acto tiene sus consecuencias. Es por eso que deberíamos pensar antes de actuar, responsabilizarnos de nuestras acciones y el efecto que estas pueden tener sobre los demás. Hoy, sabéis lo que va a pasar, tenéis información, tenéis autoridades cinentificas y académicas que os pueden constatar que si seguís así, acabaréis con el planeta y con la especie. Sabéis que el talón de Aquiles de la humanidad es la hybris o soberbia, la codicia y la ambición pero no hacéis nada al respecto, al revés parece que cada vez las alimentáis y engrosáis más. Sabéis que una parte del mundo vive mejor que otra y os da igual. Sabéis que estáis consumiendo más de lo que el planeta puede soportar y no hacéis nada, no cambiáis vuestro modo de vida, no exigís justicia, no os preocupaís por implantarla. Veis, indiferentes, como la gente muere a manos de personas sin alma ni corazón y miráis para otro lado.
No hace falta ser vidente ni tener el don de la premonición para saber que así no podéis seguir, que esto no va a acabar bien y vuestra inacción e indiferencia es equiparable a la de un pueblo que acabó derruido por no hacer caso ya no a mí, sino al sentido común. Es necesario despertar porqué no hay peor ciego que el que no quiere ver y la humanidad no está ciega, tan sólo se niega a ver. Estáis perdiendo la batalla contra la natureleza y contra vosotros mismos. Nadie es eterno. Sin embargo, condenar a morir a quienes podrían vivir si no fuese por ignorancia, por indiferencia y egoísmo, retrata una enorme carencia de humanidad. "Vemos personas, pero no humanidad".
El hecho de vivir en una sociedad con un exceso de información también os hace vulnerables. Muchos, no queréis ni escuchar ni aceptar la realidad y ese negacionismo de lo evidente, es lo que puede también llevaros al más absoluto desastre. Debéis pensar algo: Estáis conectados por lazos invisibles. La cultura, el territorio, la política, las costumbres, los sentimientos. Por ello, estáis todos en el mismo barco. Uno solo no puede salvarse, necesita al resto y el resto le necesita pero para ello debe haber un compromiso mútuo. Usar la información para engañar, para manipular debería ser delito, porqué es así como la humanidad se va dividiendo y enajenando consigo misma y con los demás. La verdad deja de ser objetiva para volverse subjetiva y eso es lo peor que puede pasar.
Podéis cambiar las cosas, estáis a tiempo. Sé que estáis a tiempo y si amáis a vuestros hijos, a vuestros amigos, familiares, a vuestra especie, si amáis vuestra casa y el mundo, debéis actuar ya o exigir a los gobiernos que actúen ya. Sinó el mundo será Troya, en cierta manera, lo está siendo. Los que lo asolan, ni siquiera son conscientes de ello, pero tienen rostro, nombre y apellidos y los podréis ver si os ponéis un espejo en frente. Después, lloraréis y os arrepentiréis pero no habréis valorado ni entendido lo valioso que en realidad es el mundo que habitáis y destruís gratuitamente. El mañana se constrye a partir del hoy. La adivinación, en ocasiones no es necesaria, tan solo son necesarios unos valores nobles, responsabilidad, empatía y afecto y eso sí, mucho sentido común. Vocación para que el mundo sea cada día mejor para todos y no sólo para unos cuantos, para que la vida tenga una razón y una continuidad.
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